De regreso de casa de Aída, después de aparcar muy cerca de su casa, Marcos se encontró con un vecino de la zona. No sabía el nombre, pero se veían con frecuencia en la calle, en la panadería y habían terminado por saludarse.
- Vecino, ¿pasó por Altamira?
- Vengo del otro lado ¿qué sucede? Estaba por preguntarle, porque la avenida está sola y no es normal que no pasen vehículos.
- Hay protestas, los estudiantes están haciendo barricadas con las bolsas de basura y quemándolas.
¡Barricadas! ¡quemándolas! Fuego en el león, eso es lo que había dicho Aída. Decididamente tenía que empezar más a creer en brujas, porque de que volaban, volaban. - Gracias por la información vecino.
- Bueno, hasta luego.
Marcos no estaba hecho para quedarse tranquilo, ni para quedarse con la curiosidad. Subió rápidamente a su departamento, prendió el televisor, a ver qué decían las noticias y también la computadora, para revisar los correos. Luego iría a ver personalmente que sucedía.
Los muchachos protestaban por el tema de las firmas para el revocatorio. No tenía muchas imágenes, pero efectivamente había barricadas incendiadas. Eso no solía hacerse, iría a verlo. En eso sonó su teléfono.
- Aló
- Hola Marcos, es Filippo ¿Viste lo de la Plaza Altamira?
- Me enteré cuando llegué, hace unos minutos, ahora voy a verlo personalmente.
- Mejor espérame, me prestaron una buena moto, así que te busco y vamos a ver.
- Bueno, ¿en cuanto tiempo?
- Voy saliendo, espérame en la puerta.
- Voy bajando - Filippo vivía a pocas cuadras, llegaría en un par de minutos. Motos, vaya, decididamente no le gustaban mucho a Marcos, pero de tanto en tanto había tenido que montarse, siempre como acompañante, ya que ni las manejaba ni tenía interés en hacerlo.
Efectivamente, no esperó más de un minuto cuando llegó Filippo.
- Toma, ponte este casco y sube.
Marcos se subió a la moto, se estaba abrochando el casco, cuando Filippo arrancó. En pocos minutos estuvieron en Plaza Altamira. Había barricadas en la avenida Miranda y muy especialmente en los dos accesos hacia la plaza desde la autopista, en la mitad sur. Marcos no pudo menos que pensar en la guerra. Barricadas, recordó el levantamiento del ghetto de Varsovia; y luego el levantamiento de la ciudad de Varsovia, ambos contra los nazis. Pensó que donde se pudiese, debían levantar las rejas de las alcantarillas. Pero lo que sí, es que le quedó la impresión que los muchachos estaban dispuestos a pelear. El problema es que más que defender la plaza, debían actuar como los guerrilleros, no defender la plaza, sino moverse. Los muchachos jamás tendrían posibilidad en un enfrentamiento abierto contra las fuerzas represivas de la dictadura.
- Marcos, vamos a buscarle material a los muchachos para las barricadas.
- Buena idea, seamos útiles a la causa.
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